lunes, 5 de marzo de 2018

Jean-Baptiste Lamarck

Jean-Baptiste Lamarck

Nació el 1 de agosto de 1744 en Somme, en el pueblo de Bazentin, en el seno de una familia noble de tradición militar.​
Entre 1755 y 1759 estudiaba con los jesuitas de Amiens y en 1761 inició la carrera militar alcanzando el grado de oficial el 16 de julio de ese mismo año en el campo de batalla de Villinghausen.
Un episodio accidental y las lesiones que le ocasiona le impiden continuar en el ejército (un compañero de milicia, como juego o en el transcurso de una disputa le alza por la cabeza causándole las lesiones). Durante un tiempo pasa a trabajar como contable para posteriormente interesarse por las ciencias naturales. Estudia medicina sin que en ningún momento llegue a practicarla, interesándose posteriormente por la Botánica influido por Antoine-Laurent de Jussieu.
En un corto periodo de tiempo, en 1778, termina su primer tratado, Flore française, que, elogiado por Buffon, es impreso por L'Imprimerie Royale y le abre las puertas de la Academia de las Ciencias que lo hace miembro el año siguiente. En esta primera obra, Flore française, aparece su primera aportación a la Biología, utilizando el método dicotómico para ayudarse en la identificación de plantas, método actualmente utilizado en botánica y también en zoología.
Trabaja en el Jardin des plantes hasta 1793, cuando a propuesta suya pasa a convertirse en Museo d'Historia Naturelle y es nombrado catedrático de Ciencias Naturales de los animales inferiores (invertebrados, concepto que introduce Lamarck en la forma de «animales sin vértebras», ya que hasta entonces se dividía a los animales por la presencia o ausencia de sangre, o como animales de sangre blanca y animales de sangre roja).
El museo se convierte desde un primer momento en una alternativa a la entonces obsoleta Sorbona. Lamarck inició todos sus cursos con un Discours d'ouverture en el que vertía su pensamiento tal y como este iba evolucionando, algunos de estos discursos han llegado hasta nosotros. En el discurso de inauguración del curso VIII (1800) esboza las líneas generales de sus ideas sobre la evolución de la vida que serán desarrolladas en 1809 en su libro Filosofía zoológica.
Entre 1799 y 1811 publicó once anuarios sobre meteorología que han pasado, por su contenido, como su trabajo menos científico. Consideró que los fenómenos meteorológicos no eran casuales, que se debían a causas y que estas causas crearían ciclos por los que sería posible predecirlos, estando, estos anuarios, salpicados de apreciaciones que se consideraron descabelladas.
En 1802 publicó Hydrogéologie concebida como la primera parte de una trilogía sobre la física de la Tierra, con una segunda y tercera parte que no llegaron a publicarse: Metéorologie y Biologie, esta última dedicada a los seres vivos.
En 1809 publicó su obra Filosofía zoológica en la que desarrolla sus ideas evolucionistas convirtiéndose en la primera teoría sobre la evolución de la vida. Su Filosofía Zoológicacirculó ampliamente y la idea de la evolución de la vida y en concreto su teoría propiciaron grandes debates que sirvieron pare extender el pensamiento evolucionista (Lyell en Principles of Geology y Robert Chambers en Vestiges of the Natural History of Creation la contestaron desde diferentes posturas). También le propicio el caer en desgracia Napoleón, quién rechazó en público un ejemplar cuando se lo ofrecieron, poniéndolo en ridículo.
Gran parte de su obra la desarrolló en el tiempo que estuvo como catedrático de invertebrados y está referida a estos. En 1801 publicó Système des animaux sans vertèbres, entre 1802 y 1806 Memoires sur les fossiles des environs de París, y también en 1806 se publicó Discours d'ouverture du cours des animaux sans vertèbres.
Caído en desgracia, uno de sus principales trabajos, sus siete volúmenes Histoire naturalle des animaux sans vertèbres (1815-1822), los escribió en gran parte dictándoselos a una de sus hijas, ya que en 1819 quedó ciego.
Pasó la última parte de su vida ignorado, al cuidado de sus hermanas, y murió el 18 de diciembre de 1829.
Lamarck formuló la primera teoría de la evolución. Propuso que la gran variedad de organismos, que en aquel tiempo se aceptaba que eran formas estáticas creadas por Dios, habían evolucionado desde formas simples; postulando que los protagonistas de esa evolución habían sido los propios organismos por su capacidad de adaptarse al ambiente: los cambios en ese ambiente generaban nuevas necesidades en los organismos, y esas nuevas necesidades conllevarían una modificación de los mismos que sería heredable.
Se apoyó para la formulación de su teoría en la existencia de restos de formas intermedias extintas. Con su teoría se enfrentó a la creencia general por la que todas las especies habían sido creadas y permanecían inmutables desde su creación. También se enfrentó al influyente Cuvier​ que justificó la desaparición de especies, no porque fueran formas intermedias entre las primigenias y las actuales, sino porque se trataba de formas de vida diferentes, extinguidas en los diferentes cataclismos geológicos sufridos por la Tierra.
La teoría de Lamarck es una teoría sobre la evolución de la vida, no sobre su origen, que, en aquel entonces, se aceptaba, surgía espontáneamente en sus formas más simples. Sería 50 años después cuando Pasteur demostrara que todo proceso de fermentación y descomposición orgánica se debe a la acción de organismos vivos y que el crecimiento de los microorganismos en caldos nutritivos no era debido a la generación espontánea. Lamarck tuvo que esbozar su teoría en un tiempo en el que el estado de las ciencias naturales era “caótico”, "formuladas en una época en que ni siquiera se podía entrever la posibilidad lejana de fundarlas sobre hechos evidentes".

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